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Inmigrantes: ¿personas o simple fuerza de trabajo?
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Marzo de 2001 |
Las reivindicaciones de los inmigrantes extracomunitarios alrededor de su estatuto legal, que han estallado dramáticamente con motivo de la aprobación de la nueva Ley de Extranjería, han puesto sobre la mesa una situación que se está incubando desde hace años.
Las migraciones desde los países empobrecidos hacia los países opulentos son un hecho que se ha instalado entre nosotros, que ya no nos abandonará y que está destinado a adquirir dimensiones crecientes. Las abismales diferencias de oportunidades de vida entre el Norte y el Sur del planeta garantizan que no será un fenómeno pasajero. Tampoco no es ni será un proceso fácil para nadie, ni para los inmigrantes, que se exponen a peligros y dificultades a menudo enormes, ni para las sociedades que los reciben.
Nuestros países han de hacer un esfuerzo de adaptación que desemboque en unas buenas condiciones para los extranjeros y unas actitudes cogedoras y civilizadas por parte de los autóctonos. Con este ciclo deseamos contribuir a este objetivo. Hemos pedido a personas que están situadas en la primera línea de acción de reivindicación, de apoyo y de solidaridad con los extranjeros para que nos hablen desde una experiencia inmediata de situaciones vividas y desde un conocimiento profundo de los problemas. Esperamos que proliferen y se profundicen las reflexiones como ésta que aquí proponemos.
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