La atención a la salud es también muy precaria; la educación llega sólo hasta la 4ª serie del primer grado, aunque en todas las comunidades hay escuelas; los medios de transporte por carretera son muy deficitarios. Como están distantes de la zona urbana, están desprovistos de las fuentes de energía convencionales y utilizan la leña, o generadores alimentados por combustibles fósiles como el gasoil o la gasolina, contaminantes y más caros que la energía solar. Las familias están compuestas por 8-9 miembros de media, y tienen un nivel de vida muy bajo. Las mujeres se ocupan de las actividades domésticas y cuidan de los niños, los abuelos y los maridos, y también ayudan en el trabajo del campo. Los hombres se dedican exclusivamente al campo.
El proyecto Energia do Sol I ha sido muy importante, porque transformó muy positivamente la calidad de vida de la población de Santo Antonio Mata Azul: ha permitido la creación de ocupación, la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de la población de esta comunidad, ha facilitado la educación y la capacitación y ha estimulado las relaciones sociales. Es decir, con la energía solar -energía gratuita, renovable y no contaminante- se ha contribuido al crecimiento socioeconómico sostenible de esta zona y se ha asegurado la integración del factor medioambiental.
Concretamente el proyecto consistió en proporcionar unos kits solares a cincuenta familias. Una vez que estas familias devolvieron la cantidad utilizada para la compra de los kits (a ANSA), el proyecto prosiguió con cincuenta familias más y así sucesivamente hasta que las trescientas familias (alrededor de 3.000 personas) del área de Santo Antonio Mata Azul tuvieron acceso a la energía solar.
Casi en el 90% de las familias hay socios del Sindicato dos Trabalhadores Rurais de São Félix do Aragauaia-MT, organización que está implantada en todo el municipio. Todas las comunidades donde se llevó a cabo el proyecto Energia do Sol tienen su Asociación local, que reúne al vecindario para la discusión de los problemas de las comunidades. Estas asociaciones constituyeron una parte muy importante del proyecto, ya que estuvieron comprometidas directamente en su planificación y en su implantación.
La instalación de las placas ha permitido mejorar de manera muy significativa las condiciones de trabajo de los campesinos, por lo que se refiere al riego, ya que ha hecho posible que el agua llegue a las zonas de cultivo y que se pueda regar de una manera regular, con lo que se consiguen mejores cosechas, cosa que, en el caso de la comunidad de Mata Azul, ha evitado el éxodo a las grandes ciudades. También se pudo atender a una comunidad indígena que quería un sistema de riego utilizando la energía solar, incluso se han abierto nuevas actividades económicas, como una pequeña tienda para vender lámparas, radios y todos aquellos aparatos relacionados con la electricidad que generan las placas solares.
Más allá de lo que estaba previsto en el proyecto, han podido desarrollar otras actividades, como la utilización del teléfono celular por parte de setenta familias que viven a más de 70 Km. del municipio, totalmente aisladas, como dar cobertura médica para la prevención y el tratamiento de cáncer de colon y de útero de las mujeres trabajadoras rurales de Mata Azul y de Santo Antonio do Rio das Mortes, como la prevención del sida y de los embarazos adolescentes de la zona rural del Municipio de São Félix do Araguaia y de las comunidades indígenas tapirapé y karajá, de la Isla do Bananal, y la instalación del sistema eléctrico en la biblioteca comunitaria.
El éxito y las consecuencias tan positivas que tuvo el proyecto Energia do Sol I , es lo que hizo que ANSA se propusiera expandir el proyecto a otras regiones de la Prelazia de São Félix do Araguaia con el proyecto Energia do Sol II .
Este segundo proyecto se llevó a cabo en Serra dos Magalhaes, donde viven cuarenta familias, doce de las cuales fueron las primeras beneficiarias, en Gleba D. Pedro, donde de trescientas familias se escogieron cincuenta y cinco, en Gleba Bandeirantes donde se escogieron veintiocho de ciento cincuenta, y en Gleba Azulona Gameleira donde fueron escogidas veinte familias de las ciento nueve que viven.
En los dos proyectos, las familias beneficiarias de cada comunidad tenían que mostrar interés en implantar la energía solar como fuente alternativa de energía, ya que no todo el mundo estaba suficientemente convencido de las mejoras que les podía traer la instalación de las placas solares. Una vez las placas estuvieron instaladas, las otras familias que no participaban inicialmente en el proyecto decidieron hacerlo, convencidas de los aspectos positivos de la energía solar, y así se llegaron a cubrir todas las familias de las comunidades, así como otras comunidades también alejadas de los núcleos urbanos (pequeñas ciudades o pueblos).
Las placas solares, además de permitir la iluminación de las casa, han comportado una mejora del trabajo de las mujeres. El hecho de tener agua corriente en las casas ha facilitado todas las labores domésticas (cocina, limpieza, higiene personal, lavar la ropa), sin tener que ir al río.
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Gracias al establecimiento de la energía solar, las familias también han mejorado su alimentación, ya que les ha posibilitado cultivar pequeñas huertas de propiedad, al poder captar agua y hacerla llegar.
El trabajo en las escuelas ha experi-mentado una mejora, ya que se han iniciado cursos nocturnos de alfabetización de adultos. Las comunidades también pueden hacer reuniones de noche con más facilidad y sin costes. Este sistema de iluminación, además, no tiene riesgos de accidentes para los niños, que antes provocaban incendios de noche con las luces de gasoil.
Diversas prefecturas (ayuntamientos) han incluido en sus construcciones en zona rural el sistema de energía solar, principalmente en las escuelas. Que el poder público asumiera esta labor ha significado un salto cualitativo en la vida de las comunidades rurales. |
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