Después del proyecto iniciado en el año 2002 con la UPOLI en el norte de Chinandega, la Fundación continúa dando apoyo a proyectos de desarrollo rural que esta Universidad lleva a cabo en las zonas más pobres de Nicaragua.
Este proyecto se lleva a cabo en el Municipio de Teustepe, Departamento de Boaco, en la zona central de Nicaragua. Se trata de una zona seca con precipitaciones anuales irregulares a lo largo de cinco meses (de junio a octubre). El 87% de la población vive en el sector rural y la principal actividad económica es la producción agropecuaria, entre la que destaca la ganadería bovina de doble propósito y el cultivo de granos básicos como el maíz, las alubias y el sorgo. El 10% de la población económicamente activa se encuentra parada, principalmente en el sector rural.
La finalidad del proyecto es promover un espacio de generación de ingresos para las mujeres (cabezas de familia) de las diez comunidades del municipio de Teustepe -Barranco Alto, Las Javillas, San Diego, Caoyusne, El Llanito, La Concepción, Ojo de Agua, Asiento Viejo, Las Mercedes del Rancho y Patastule- por medio de su inserción en actividades productivas agropecuarias, a través de la "producción de patio", que a la vez contribuirá a mejorar las condiciones de vida del conjunto de la población campesina de estas comunidades.
Los patios están alrededor de la casa, limitados por todos los lados por un cercado, ya sea vivo (vegetación), de alambre o de otros materiales disponibles. En el patio está el espacio para lavar, es el lugar de reunión de los vecinos, y en ocasiones hay un pozo y una letrina. Suele ser un área de dominio de la mujer, donde cuida de sus animales (cerdos, aves de corral,.) y donde cultiva árboles frutales, plantas ornamentales y medicinales y ciertas hortalizas.
En lo que se refiere al proyecto, el rendimiento de la "producción de patio" se potencia con el cultivo de hortalizas que producen semillas (con la finalidad de garantizar la sostenibilidad), con árboles frutales y energéticos (es decir, el establecimiento de huertos en un área no menos de 300 m² y con el cuidado adecuado de especies menores (gallinas, gallos, patos, pavos, cabras, ovejas, conejos, cerdos). También se están utilizando especies leguminosas, las cuales regeneran el suelo y son usadas por las familias en la elaboración de concentrados para la alimentación animal.
En cada comunidad se ha creado un vivero de árboles con especies que se han entregado a las mujeres beneficiarias, para que las planten en sus patios, y a los líderes comunales para que reforesten las zonas limítrofes a las fuentes de agua. Dadas las características edafoclimáticas, las especies de árboles seleccionadas son resistentes a las sequías, como el tamarindo, el anacardo y el mango, por lo que se refiere a los frutales, y madero negro, acacia amarilla, leucaena y marango, por lo que se refiere a las especies energéticas.
Aunque el proyecto está dirigido a las mujeres cabezas de familia, se está promoviendo que el resto de la familia también se involucre en el mantenimiento de los huertos. A las mujeres se les ha proveído de las semillas y del equipo agrícola básico. La tecnología utilizada se basa en técnicas tradicionales, como la llamada siembre al espeque y el sistema de riego artesano.
Con el fin de disminuir la carga doméstica de las mujeres y niñas y mejorar el ambiente familiar, se están construyendo en las casas cocinas mejoradas ( lorenas) , que están hechas de una mezcla de barro (lodo ) y arena -de aquí el nombre-, que economizan el consumo de leña y tienen una combustión más adecuada al expeler el humo al exterior de las casas a través de una chimenea.
El proyecto beneficia a ciento cincuenta familias de las diez comunidades (quince por comunidad) que se encuentran en una situación de alta pobreza, cosa que equivale a novecientos beneficiarios directos. La idea es que estas ciento cincuenta familias multipliquen la experiencia.
La asistencia técnica durante la implantación del proyecto va a cargo de dos agrónomos que actúan como extensionistas (monitores). El trabajo del extensionista es acompañar a las mujeres productoras en todo el proceso. Cada agrónomo atiende a setenta y cinco mujeres beneficiarias (y todo su equipo) a las cuales visita cada quince días.
Los talleres que se están llevando a cabo destinados a las mujeres beneficiarias son los siguientes: construcción de cocinas mejoradas ( lorenas ), establecimiento de viveros y salud básica, reforzando los conocimientos sobre salud preventiva. También siguen cursos de capacitación técnica referentes al cuidado de los huertos y los animales, tales como la preparación de concentrados caseros, el tratamiento integral de las plagas, la elaboración de insecticidas naturales y de abonos. Y también cursos de organización comunitaria, de trabajo en grupo y de desarrollo de la capacidad de gestión, a fin de resolver problemas comunitarios, con la cual cosa experimentan nuevas modalidades de apoyo al desarrollo local. |